Hacia las 21.20 horas del día 31 de octubre, un artefacto colocado en un automóvil que se encontraba aparcado junto a las instalaciones de Iberduero, en el barrio de Arana, de Vitoria, hacía explosión en un atentado perpetrado por ETA contra efectivos de la Policía Nacional. De resultas del mismo un Policía Nacional resultaba muerto, un sargento herido de gravedad y otros siete policías con heridas leves.
Los autores del atentado, que se encontraban dentro de un vehículo en las proximidades del lugar, observaron el paso de una dotación policial, compuesta por dos furgonetas y una tanqueta en las que viajaban doce hombres como dotación, y que se dirigía a efectuar el relevo del servicio de vigilancia en la subestación eléctrica que Iberduero poseía en el barrio de Arana de la capital alavesa, activando en el momento oportuno el cebo eléctrico a distancia que produjo una gran explosión al estallar un potentísimo artefacto, compuesto de unos diez kilos de goma 2, que se encontraba colocado en el interior de un vehículo Chrysler 180, matrícula LO-6998-D, aparcado en las proximidades y que había sido robado horas antes en la localidad riojana de Haro a punta de pistola. El coche-bomba, como consecuencia de la violenta explosión, resultó totalmente destrozado, así como la furgoneta de la Policía Nacional, en tanto que la tanqueta quedó seriamente dañada, en su parte delantera.
A consecuencia del atentado el Policía Nacional Francisco González Ruiz, de 23 años, y natural de Granada, falleció en el acto, en tanto que sufrió heridas de carácter grave el sargento José Miñano Miñano, de 38 años, natural de Alcantarilla (Murcia) al recibir impactos de metralla en diferentes partes de su cuerpo. Fue operado de urgencia para salvar su vida.
Los otros miembros de la Policía Nacional, que viajaban en los vehículos, sufrieron heridas de carácter leve. Una mujer, cuya identidad no fue facilitada, y que se encontraba embarazada de siete meses, sufrió también heridas leves, alcanzada por los cristales de su vivienda. Los policías heridos fueron conducidos al hospital de Santiago Apóstol. Eran Emilio Herrera Romero, Manuel Pazos Jus, José Ocaña Sánchez, Juan Pastor Morales, Ventura Enebral Sánchez y Adolfo Cánovas López, que serían dados de alta esa misma noche, quedando en observación hospitalaria, Miguel Femando Lozano (herido leve), Antonio Gutiérrez Díaz (leve), José Manuel Calvo Vega (menos grave) y Florencio Romero Pérez (leve).
Este era el segundo atentado terrorista, el primero con víctimas, que tenía lugar en Vascongadas tras las elecciones legislativas celebradas el día 28 de octubre y que habían dado el triunfo por mayoría absoluta al Partido Socialista Obrero Español, encabezado por el abogado sevillano Felipe González Márquez.
Inmediatamente de perpetrado el atentado, las Fuerzas de la Policía Nacional y Guardia Civil entraron en máxima alerta, desplegándose controles por la zona y otros lugares de Vitoria en un intento de detener a los autores del atentado
En el patio central del acuartelamiento de la Policía Nacional de la calle Marqués de Urquijo de Vitoria, tenía lugar el funeral de corpore insepulto por el alma del Policía Nacional Francisco González Ruiz y que fue presidido por el ministro del interior Juan José Rosón a quien acompañaban el general Alcalá-Galiano, el delgado del gobierno en Vascongadas, Jaime Mayor Oreja, gobernadores civil y militar de Álava, otras autoridades civiles y diversas comisiones de mandos, oficiales y suboficiales de la Policía Nacional, Ejercito y Guardia Civil y una gran cantidad de compañeros. En lugar destacado figuraban los familiares del servidor del orden asesinado.
En la homilía el sacerdote oficiante hizo referencia a la alegría que impregnaba a España con motivo de la vista del Papa Juan Pablo II que “aquí se ve teñida por las lágrimas de este asesinato”.”Desgraciadamente los miembros de las Fuerzas del Orden siguen cayendo en cumplimiento de su deber, por el odio que anida en algunos corazones”.”¿Qué hacemos”, se pregunto el sacerdote, “para desterrar esta lacra que destroza y desmorona la grandeza de España? Es hora de actuar, sin odio, pero si para salvaguardar los valores espirituales y la paz en España”.
Una vez finalizada la ceremonia religiosa, a la que no se permitió la entrada de civiles, compañeros de Francisco González alzaron a hombros su féretro, que iba envuelto en la Bandera Nacional y después de entonarse el himno del Cuerpo, fue introducido en un furgón funerario que lo trasladaría por carretera a Granada donde recibiría en la intimidad cristiana sepultura. El ministro del Interior visitaría en el hospital Santiago Apóstol al Policía Nacional herido Jose Miñarro que continuaba muy grave con diversas fracturas de huesos. Afortunadamente se recuperaría, pero quedaría cojo de por vida.
El día que cayó asesinado el Policía Nacional Francisco González, se cumplía el tercer mes desde que había contraído matrimonio.
A pesar a los años transcurridos desde el asesinato, no se ha hecho justicia y los asesinos del Policía Nacional Francisco González no han sido juzgados.
En 2016, Francisca Molina, viuda de Francisco González Ruiz, que tenía 21 años cuando asesinaron a su marido, acudió a Vitoria, acompañada de su hermana, desde Las Gabias (Granada) para asistir al homenaje que el Ayuntamiento de Vitoria rindió al Policía Nacional asesinado en 1982. Francisca Molina se mostró agradecida por el acto y ha afirmó que ese tipo de ceremonias “pueden contribuir a borrar los fantasmas del pasado". El alcalde, Gorka Urtaran, miembro del PNV que había logrado la alcaldía con el apoyo de Bildu, Irabazi (coalición de Equo y Ezker Anitza) y Sumando-Hemen Gaude (candidatura apoyada por Podemos), les manifestó que el objetivo del homenaje organizado por el Ayuntamiento era demostrar que Vitoria-Gasteiz estaba con todas las víctimas, equiparando con cinismo a victimas con verdugos.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió a Francisco González Ruiz la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
Carlos Fernández Barallobre.
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