El 31 de mayo de 1906 se celebró, en la iglesia madrileña de San Jerónimo, el enlace nupcial entre D. Alfonso XIII y Dña. Victoria Eugenia de Battenberg. Lo que en un principio se atisbaba como una jornada festiva en la Capital de España finalmente concluyó en tragedia por la mano asesina de un anarquista, Mateo Morral.
A primeras horas de aquella tarde, una vez concluida la ceremonia, la regia comitiva se trasladó al Palacio de Oriente discurriendo por las calles Alarcón, Lealtad, Alfonso XII, Puerta de Alcalá, Alcalá, Puerta del Sol, Mayor, Bailén y Plaza de Armas. Fuerzas de la guarnición de Madrid cubrían carrera mientras que efectivos del Cuerpo de Seguridad prestaban servicio tras la línea de la Fuerza con el fin de colaborar en la contención de los miles de madrileños que se echaron a las calles para vitorear a la real pareja.
Teniente del Cuerpo de Seguridad Jacinto Monjas Martín |
En la impresionante comitiva figuraban un total de 41 carrozas, unas de la Casa Real y otras de Grandes de España, todas ellas de incalculable valor. Cocheros, mayordomos, palafreneros, carreristas, picadores, etc., vestidos a la vieja usanza, junto con 400 caballos, formaban el cortejo.
A las 14,15 horas, la comitiva real cruzó a la altura del nº 88 (hoy número 84) de la madrileña calle Mayor con dirección a Palacio. En ese instante, desde una de las ventanas del inmueble, el anarquista Mateo Morral, arrojó, camuflada en un ramo de flores, una bomba sobre la carroza que conducía a SS.MM. los Reyes de regreso a Palacio.
El estruendo fue impresionante y la subsiguiente confusión aun mayor; el atentado produjo un total de 28 muertos e innumerables heridos, entre civiles y militares, tiñendo de luto una jornada festiva en la que el pueblo de Madrid se había volcado a la calle para ver el paso de los Reyes en jornada tan memorable.
Soldados del Regimiento Wad Ras nº 50 que cubrían carrera en aquel tramo del itinerario; Guardias de Seguridad que prestaban servicio en el recorrido; madrileños que habían salido a la calle a festejar la boda del Rey, no hubo distingos en aquel atentado, el más grave sufrido en Madrid hasta entonces.
Como fuerza policial encargada de la seguridad de Madrid, los efectivos del Cuerpo de Seguridad, participaron activamente en el dispositivo establecido con motivo de los esponsales regios; además del servicio de carrera, cubierta, como estaba establecido, por personal de infantería detrás de las tropas de la Guarnición de Madrid, se sumó al dispositivo una Sección de Caballería que acompañaba a la comitiva y que, desde los primeros momentos de confusión, tras la explosión del artefacto, rodeó la carroza de respeto a la que fueron trasladados los Reyes escoltándola hasta el Palacio Real.
Otra Sección de esta misma Unidad se encargó, junto con fuerzas de Marina y de la Guardia Civil, de acordonar la zona de la calle Mayor comprendida entre el Palacio de Capitanía General y el actual inmueble nº 84, tras la perpetración del atentado.
En cuanto a las bajas que este hecho ocasionó al Cuerpo destaca el fallecimiento, de resultas de las heridas, del Guardia nº 493, Tomás Oviedo, y las heridas gravísimas sufridas por el Primer Teniente Jacinto Monjas Martín, de resultas de las que fallecería el 31 de octubre de 1907, así como las graves que sufrió otro Guardia del servicio de cordón policial, el corneta Agustín Chueca.
El Primer Teniente Jacinto Monjas Martín pertenecía a la Escala de Reserva de Infantería, encontrándose agregado a la Zona de Reclutamiento nº 1 de Madrid y destinado al Cuerpo de Seguridad en la Capital de España. Contaba la edad de cuarenta y cinco años.
Nacido el 11 de septiembre de 1861, ingresó en el Ejército el 18 de agosto de 1879, a la edad de 18 años, participando en las campañas ultramarinas. Alcanza el empleo de Segundo Teniente con fecha 27 de julio de 1895, siendo destinado al Regimiento de Infantería de Reserva Astorga nº 86 y posteriormente a la Zona de Madrid.
Ascendido a Primer Teniente con antigüedad del 26 de septiembre de 1904 sigue adscrito a la Zona de Madrid, pasando destinado en 1905 al Cuerpo de Seguridad.
Como consecuencia de las gravísimas heridas sufridas en el atentado regio fallece en Madrid el 31 de octubre de 1907, convirtiéndose en el primer Oficial del Cuerpo de Seguridad caído en acto de servicio.
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