Un policía, el inspector Damián Seco Fernández y un vecino Antonio Cívico, resultaban muertos en el tiroteo sostenido pasadas las doce y media de la mañana del día 25 de mayo de 1979 entre los ocupantes de un coche patrulla de la Brigada de Información de la Jefatura Superior de Policía de Sevilla y cuatro integrantes de un comando terrorista de los GRAPO, que pretendía atentar contra un teniente coronel del ejército. El tiroteo tuvo lugar en la avenida de Pedro Romero del sevillano Polígono de San Pablo.
Los hechos se iniciaron cuando inspectores del Cuerpo Superior de Policía trataron de identificar a los cuatro ocupantes de un vehículo, marca Seat 131, de color rojo, que había infundido sospechas, y que podía tratarse de un coche utilizado por el comando de los GRAPO que habían perpetrado los últimos atentados en la ciudad hispalense, montándose un servicio especial de vigilancia que esperó cerca del vehículo, localizado que se hallaba aparcado en la barriada del Polígono San Pablo.
Inspector Damián Seco Frnández |
Al poco tiempo los inspectores observaron que un individuo se dirigía al coche e intentaba ponerlo en marcha. Dos policías se acercaron al vehículo y procedieron a identificar y detener a dicho individuo. En este momento los inspectores comenzaron a ser tiroteados desde un portal de las proximidades, que se encontraba situado a las espaldas de donde se hallaban en ese instante los servidores del orden. Uno de los inspectores cayó gravemente herido alcanzado por una ráfaga. Inmediatamente se cruzó un fuerte tiroteo entre otros policías que acudieron en apoyo de los primeros y los terroristas. Estos se acercaron al inspector Damián Seco Fernández, que yacía desangrándose en el suelo, y lo remataron con varias ráfagas de metralleta. Para entorpecer la acción policial lo terroristas se entremezclaron con un grupo de niños que salían de la escuela, disparando sin cesar indiscriminadamente.
En el tiroteo fue alcanzado el joven de 18 años Antonio Cívico Mendoza que casualmente pasaba por la acera de enfrente, que cayó gravísimamente herido e ingresó cadáver en el hospital de la Virgen de los Reyes. En la operación de persecución de los asesinos, la policía alcanzó a uno de los terroristas que murió en el acto. Se trataba de Rafael Álvarez Gómez Isasi, uno de los miembros del GRAPO, cuya fotografía había sido difundida días atrás por la policía a través de los medios de información sevillanos. Otros tres terroristas, uno de ellos portando un maletín, consiguieron huir, aunque uno de ellos fue alcanzado por los agentes con un tiro en el estomago, siendo detenido posteriormente.
En pocos minutos toda la zona y sus accesos fueron acordonados por fuertes contingentes de la Policía Nacional, armada con metralletas, Guardia Civil y Cuerpo Superior de Policía, quienes tomaron declaraciones a algunos testigos y registraron, sin resultados, varios bloques de viviendas en medio de una gran expectación y varios casos de histeria entre los vecinos. En las calles adyacentes al lugar de los hechos quedaron numerosas manchas de sangre.
Las declaraciones del terrorista detenido permitieron a la policía, descubrir un piso franco en la urbanización Santa María de Ordás del barrio de Miraflores de la capital sevillana.
En su interior fueron encontradas varias armas y una cantidad sin precisar de material explosivo del tipo goma-2 que pensaba utilizarse durante la celebración del Día de las Fuerzas Armadas que tendría lugar al día siguiente en la capital sevillana. No obstante, los inquilinos de la vivienda, tres hombres y una mujer, pudieron darse a la fuga en un Seat-850. De acuerdo con los datos facilitados por el ministro del Interior en una conferencia de prensa celebrada en Madrid, la intención de estos grupos terroristas era asesinar a un teniente coronel del Ejército, de la guarnición de Sevilla.
Con esos atentados se prolongaba la escalada terrorista que venía padeciendo Sevilla desde el pasado 10 de mayo, cuando tres individuos dispararon contra una pareja de la Policía Nacional, causando la muerte a uno de ellos Juan Manuel Torres, y heridas gravísimas a su compañero, Juan Torrebejano.
Días después estalló un potente artefacto en la sede central del Partido Socialista de Andalucía (PSA) y otro de menor importancia en un cuartel de la Guardia Civil, sin que hubiese que lamentar víctimas. Con la acción prevista podría haber llegado a su cenit la tensión emotiva buscada por los terroristas con motivo de la celebración del Día de las Fuerzas Armadas.
Como consecuencia de la acción terrorista perpetrada en Sevilla, el expreso Sevilla-Barcelona permaneció detenido durante una hora a su paso por la estación de Córdoba debido a que el presunto miembro de los GRAPO herido y detenido por la policía en el tiroteo de la capital sevillana, había confesado que en el plan de evasión previsto por el comando terrorista figuraba la utilización de este tren como medio de fuga, por lo que la policía detuvo éste a su paso por Córdoba y efectuó una minuciosa búsqueda, que concluyó sin resultados positivos.
El inspector fallecido, Damián Seco Fernández tenía 35 años de edad; estaba en posesión de la Cruz del Mérito Policial con distintivo blanco; estaba casado y dejaba dos hijos, En la clínica García Morato, donde se recibió su cadáver, se informó que una bala le había atravesado el corazón y había muerto en el acto.
La capilla ardiente quedó instalada en las dependencias de la Jefatura Superior de Policía de Sevilla que fue visitada por autoridades y centenares de sevillanos anónimos que quisieron testimoniar su pesar a la Policía por tan alevoso asesinato.
A las 9,30 de la mañana del día siguiente se celebró en la Jefatura Superior de Policía de Sevilla de la plaza de la Gavidia, un funeral de “corpore insepulto” en memoria de Damián Seco Fernández. Aunque en principio no se comunicó la hora exacta del funeral y se prohibió la entrada al mismo a los medios informativos, posteriormente la Jefatura de Policía comunicó a los medios de de información la hora de la Misa por el alma del Inspector asesinado.
A la ceremonia fúnebre asistieron el gobernador civil, gobernador Militar, fiscal jefe de la Audiencia, jefe superior de Policía, coronel jefe de la Policía Nacional, general jefe de la Guardia Civil, otras autoridades y diversos familiares del inspector Seco, entre ellos su viuda, su madre y una hermana. La Misa fue oficiada en un clima de dolor y respeto por el capellán del Cuerpo de la Policía Nacional en Sevilla. Por los rostros de sus compañeros y amigos rodaban de forma desconsolada las lágrimas.
Al finalizar el oficio religioso y por orden expresa de su viuda, el féretro de Damián Seco fue sellado para partir hacia Irún, donde sería enterrado, una operación que se demoró media hora. El cadáver iba ser trasladado a la localidad guipuzcoana por carretera, pero los mandos de la II Región Aérea, pusieron a disposición de la familia un avión Militar que lo trasladaría con posterioridad desde el aeródromo de Tablada al aeropuerto de San Sebastián en Fuenterrabía, desde donde por carretera sería llevado a la ciudad fronteriza.
Alrededor de las diez y media, cubierta con la bandera Nacional, la caja mortuoria que contenía los restos del inspector Damián Seco fue sacada al exterior de la Jefatura Superior de Policía portada a hombros por varios de sus compañeros, iniciándose un corto recorrido por algunas calles del centro de la capital hispalense.
Más de dos mil personas acompañaron la comitiva hasta la plaza Nueva, donde, frente al ayuntamiento, que tenía en sus balcones las banderas a media asta, el ataúd, entre gritos contra los asesinos terroristas, vivas a España, a la Policía, una atronadora ovación y muchas lágrimas de su compañeros fue introducido en un furgón funerario que le conduciría hasta la base aérea de Tablada desde donde volaría hasta el aeropuerto de San Sebastián. Durante la comitiva reinó una gran tensión entre los compañeros policías y ciudadanos, al surgir una alarma de bomba a escasos cincuenta metros de donde tenía que discurrir el cortejo fúnebre, al comprobar que dentro de un vehículo SIMCA 1000, que se hallaba aparcado, este contenía en su interior un paquete sospechoso que alarmó a los transeúntes e hizo que hasta el lugar se desplazase un equipo de desactivación de explosivos que tras unos tensos momentos comprobó que se trataba de una falsa alarma.
Los restos mortales del Inspector de Policía asesinado llegaban al aeropuerto de San Sebastián donde fueron recibidos por altos mandos policiales, militares y de la guardia Civil, familiares, amigos y compañeros. En medio de una gran emoción y silencio tras el rezo de varios responsos.los restos mortales del inspector Seco fueron trasladados a la Comisaria de Policía de Irún donde se instaló la capilla ardiente, rodeada de numerosas coronas de flores.
Damián Seco Fernández había residido muchos años en Irún donde contrajo matrimonio con Arancha Meneses, hija de un policía Armado en situación de jubilado que residía en la ciudad guipuzcoana. Cumpliendo los deseos familiares, desde la Comisaria de Policía el féretro del inspector Seco Fernández fue trasladado al cementerio de Irún donde recibió cristiana sepultura.
El gabinete de prensa de la Jefatura Superior de Policía de Sevilla facilitaba el mismo vienes día 25 de mayo una nota informativa a raíz de la muerte en tiroteo, en el polígono de San Pablo, del inspector de policía, Damián Seco Fernández, y el joven Antonio Cívico Mendoza que se encontraba en la calle, junto al bloque donde vivía. En relación con este hecho la nota decía: “ha sido detenido Francisco Martín Valero, alias “Ernesto”, militante activo de la organización y miembro de un comando con sede en Barcelona y que a principios del mes de abril se trasladó a Sevilla. Este comando del GRAPO está integrado por tres hombres y dos mujeres, quienes alquilaron un piso en el núcleo residencial Santa María de Ordas para utilizarlo como centro de las acciones terroristas que iban a iniciar casi inmediatamente”. La nota facilitada por la Policía continuaba diciendo “que se determinaba de forma fehaciente la participación del detenido en las siguientes acciones terroristas en Barcelona: asesinato de un concejal en Esplugas de Llobregat; asesinato del cabo primero de la Policía Nacional del servicio del 091, Fernando Ramírez, en atraco cometido en Barcelona a una entidad bancaria; asesinato del policía nacional de la comisaría de San Andrés Rafael Gómez Cobacho; muerte de un policía municipal, asesinado en Sabadell. Por otra parte, se pudo saber que los 4.000.000 de pesetas que consiguieron en los dos atracos perpetrados en Sevilla fueron llevadas por el detenido, a Valencia, donde las entregó a José María Sánchez Casas, uno de los máximos dirigentes del GRAPO
El día 26 del mismo mes de mayo, la Dirección General de la Seguridad del Estado difundía otro comunicado en el que detallaba que el comando del GRAPO que había asesinado el viernes día 25 de julio al inspector de policía Damián Seco en Sevilla fue interceptado en Teruel por un control de la Guardia Civil, resultando muertos dos de los terroristas y detenidos otros tres. La nota señalaba así mismo otros delitos cometidos por el comando. El texto del comunicado era el siguiente: “Los integrantes del comando GRAPO, que en el día de ayer 25 de mayo, asesinaron al funcionario del Cuerpo Superior de Policía don Damián Seco Fernández, en Sevilla, han sido localizados por un control de la Guardia Civil, produciéndose un enfrentamiento de resultas del cual han fallecido los destacados miembros de dicha organización terrorista Raúl Calero Arcones y su esposa o compañera María del Carmen López Sánchez y detenidos los también miembros y activistas del GRAPO Félix Novales Gorbea y Eva María Alonso Arce. Los hechos sucedieron a las 13,25 horas de hoy, sábado día 26 de mayo, en el cruce de la carretera nacional 420 de Córdoba a Tarragona con la de Ademuz a Valencia, en cuyo lugar un control de la Guardia Civil dio el alto al taxi matrícula Cuenca 6.888-8, ocupado por el conductor, dos hombres y dos mujeres. Al tratar de Identificar a los ocupantes, una de las mujeres, empuñando una pistola, disparó a través de la ventanilla contra uno de los guardias civiles, hiriéndole en un brazo. Repelida la agresión por la Guardia Civil, fueron heridos de gravedad dos de los ocupantes y se procedió a capturar a los otros dos”.
“Los heridos fueron trasladados a la residencia sanitaria de Teruel, en la que ingresaron cadáveres. Iniciadas las oportunas gestiones fueron Identificados todos ellos como los componentes del comando armado que pretendía asesinar a un teniente coronel del Ejército y realizar otras acciones terroristas, para lo que disponían en un piso de Sevilla de gran cantidad de explosivos. En el equipaje que les acompañaba se han encontrado dos metralletas marca AF, calibre 9 mm. Parabelium, cinco pistolas, tres de ellas marca Star, pertenecientes a la policía Nacional y las otras dos marca Astra, junto con un revólver Llama y abundante munición para todas ellas. En su huida desde Sevilla, los Integrantes do este comando intentaban llegar hasta Teruel, para desde allí trasladarse por tren a Barcelona, base de actuación de este comando, llamado también “comando de Barcelona”, cuyo responsable era el fallecido Raúl Calero Arcones. Todos ellos son responsables de graves y abundantes atentados personales y actos terroristas entre los que destacan: Atraco a una entidad bancaria de Barcelona, en el que resultó muerto el cabo de la Policía Nacional Fernando Ramírez, de la dotación de un coche Zeta. Atentado en Sevilla contra el sub comisario del Cuerpo Superior de Policía Francisco Beltrán Ortiz, que resultó gravemente herido. Atentado contra dos policías nacionales en la plaza de Santa Cruz, de Sevilla con el resultado de la muerte de Policía Nacional Juan Torres León”.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió al inspector de Policía Damián Seco la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
Carlos Fernández Barallobre.
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