Hacia las cuatro y cuarto de la tarde del día 10 de marzo de 1978, un comando de los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (Grapo), compuesto por tres personas, asesinaba a tiros, frente al número 96 de la madrileña calle Manuel Pérez, del barrio de Entrevías, enclavado en el distrito del Puente de Vallecas, al Policía Armado Félix García Alonso y herían gravemente a su compañero de patrulla, el también policía, Manuel Vázquez Blanco.
Los asesinos, tres individuos de aspecto normal, que vestían cazadoras y llevaban el pelo largo, fingieron una discusión en la confluencia de la citada calle con la de Sierra de la Sagra y cuando se aproximaron los agentes del orden a mediar en la disputa, les ametrallaron a bocajarro, regresando rápidamente a un vehículo que les esperaba para emprender la huida. Con frialdad inhumana y viendo que los policía yacían inermes, tendidos en el suelo, abatidos por los disparos, pero todavía con vida, dos de los ocupantes del coche bajaron de nuevo de él y uno de ellos disparó en la cabeza al policía Félix García. Tras recoger las armas de los agentes se dieron inmediatamente a la fuga. En el lugar del suceso aparecieron después casquillos de bala de 9 milímetros Parabellum.
Policía Félix Garcia Alonso |
Testigos presenciales corroboraron la escena, puesto que vieron a los jóvenes cómo remataban a los policías, una vez abatidos por los disparos, y con gran sangre fría volvieron al vehículo. Una vecina inquilina de una casa situada enfrente de donde cayó mortalmente herido Félix García, manifestó en las páginas ABC que “cuando a punto estaba de alcanzar la puerta de mi vivienda para ver que ocurría, oí al policía decir.”No me dispare más”. De seguido se oyó un nuevo disparo”. El policía Armado fue rematado con su propia arma.
A unos cien metros del lugar se encontraba en aquel momento un «jeep» de la Policía Armada con dos agentes, quienes rápidamente, ayudados por los vecinos, trasladaron a Félix García Alonso al Hospital “Francisco Franco”, donde ingresó ya cadáver a las cinco menos veinte de la tarde.
Las primeras respuestas de los miembros del coche-patrulla que trasladó al policía muerto fueron de rabia e impotencia. Poco después empezaban a llegar otros coches patrulla mientras un policía armado, llorando, mantenía entre sus manos la gorra del policía fallecido.
Un cabo primero confirmaría que Félix García Alonso, miembro de la Tercera Compañía de la 16ª Bandera había fallecido. Tenía cinco balazos en la espalda y otro en la cabeza, falleciendo a los pocos minutos del atentado. Tenía 27 años, y había ingresado en el Cuerpo en enero de 1975. Natural de Robledo de Corpes, su estado actual era soltero.
En una ambulancia del Ayuntamiento, fue trasladado el policía Manuel Vázquez hasta el hospital Francisco Franco. La presencia de policías en el pasadizo de acceso al Departamento de Urgencias era masiva. “Martín Villa tenía que estar aquí. A que por estos asesinatos no hacen manifestaciones” -comentaba indignado un policía. Otros policías armados, más tranquilos, intentaban calmar al resto. “Y nos habían avisado. Hace unos días llamaron y nos dijeron que iban a matar a una patrulla de la policía en Vallecas”. Manuel Vázquez Blanco, llegó al hospital en estado de extrema gravedad. Presentaba heridas por arma de fuego con tres impactos de bala. Pese a su estado desesperado, una vez intervenido quirúrgicamente, salvaría la vida. Manuel Vázquez Blanco tenía 22 años y había ingresado en el Cuerpo hacía tres meses y se hallaba de prácticas en la Comisaría de Vallecas. Estaba soltero.
El coronel Rafael Patero, jefe de la Primera Circunscripción, acompañado por un teniente coronel y varios jefes de la Policía Armada, acudió al hospital. Después de ver el cadáver de Félix y preguntar al equipo médico por el estado de su compañero, el comandante Company requirió los datos del atentado y se los facilitó a los periodistas que se encontraban en el exterior del edificio.
Tras el atentado la Jefatura Superior de Policía daba instrucciones a todos los agentes de Policía Armada para que extremaran las precauciones y el Gobierno Civil de la provincia hacía pública la siguiente nota: “Poco después de las cuatro y cuarto de la tarde, tres individuos dispararon contra una pareja de la Policía Armada que patrullaba por la calle de Manuel Pérez, frente al núm. 96. A consecuencia de los disparos recibidos, falleció el Policía Armado don Félix García Alonso, resultando gravemente herido su compañero don Manuel Vázquez Blanco. Los agresores huyeron en un SEAT 131 amarillo, matrícula M-3809-AG, que posteriormente cambiaron por otro SEAT 127 en la avenida de Entrevías, cuando, con las armas, obligaron a su conductor a descender. Según testigos presenciales, los asesinos actuaron con enormes dosis de sangre fría, disparando a corta distancia y sin dar tiempo a los servidores del orden a defenderse. Cuando los policías cayeron al suelo, les arrebataron sus armas y golpearon a uno de ellos con la culata en la cabeza. Se encontraron casquillos del 9 corto y Parabelíum”. “El fallecido, don Félix García Alonso, presentaba seis impactos de bala y murió a los pocos minutos del atentado. Tenía 27 años, y había ingresado en el Cuerpo en enero de 1975. Natural de Buenaventura de Corpes, su estado actual era soltero. Fue trasladado al hospital Francisco Franco y, posteriormente el Gómez Ulla, donde se le practicó la autopsia y quedó montada la capilla ardiente a primeras horas de la noche”. Su compañero en la patrulla de barrio, don Manuel Vázquez Blanco, recibió tres impactos de bala. Fue trasladado al equipo quirúrgico número tres y, posteriormente, al Francisco Franco, donde fue intervenido tras la presencia de numerosos compañeros de la policía, que se trasladaron al hospital, ante la urgente llamada que se hizo para donar sangre del factor «RH negativo». La intervención finalizó a las siete y media y en el transcurso de la misma, le fue extirpado el riñón derecho. Otra bala le había perforado el hígado e interesado el pulmón. Una tercera le atravesó el brazo izquierdo. La operación fue satisfactoria”.
Policía Manuel Vázquez Blanco, herido en el atentado |
El Rey don Juan Carlos fue Informado del hecho, así como de! asesinato en Guipúzcoa del sargento retirado de !a Guardia Civil don José María Acedo. El Consejo de Ministros retrasó media hora su comienzo al ser informado el presidente Suárez de ambos hechos.
A última hora de la tarde se trasladaron al hospital Gómez Ulla el gobernador civil de Madrid y el jefe superior de Policía. Posteriormente, el gobernador volvió al hospital para trasladar su condolencia a los padres del joven policía asesinado.
Con permiso de un jefe de la Policía Armada los redactores gráficos pudieron hacer varias fotos del cuerpo del policía asesinado cubierto con una manta. Fue en ese momento cuando un policía armado de forma airada dijo: “Ya está bien, ya tienen sus fotos, márchense”. Esta frase coincidió con una crisis nerviosa de un inspector que se encontraba a pocos metros.
La familia del Policía asesinado que vivía en Robledo de Corpes, donde, según la historia, fueron afrentadas las hijas del Cid Campeador, Elvira y Sol por los infantes de Carrión, dista de Guadalajara unos setenta kilómetros. Enclavado en la serranía de Atienza, a unos 1146 metros de altitud sobre el nivel del mar, tenía 120 vecinos. Los padres y los tres hermanos del Policía asesinado, eran unos modestísimos labradores. Al conocer la terrible noticia intentaron trasladarse a Madrid, pero no encontraron ningún vehículo para hacerlo. El Gobierno de UCD, a través del Gobernador civil de la provincia, en una lamentable decisión, no puso a disposición de la familia ningún medio de transporte, teniendo que esperar la familia en el pueblo la llegada al día siguiente de los restos mortales de Félix García Alonso. Incluso como aquellos asesinados molestaban, en principio se fijó el entierro para al cuatro de la tarde, cambiándose posteriormente para las 12 del mediodía
Los Reyes de España don Juan Carlos y doña Sofía enviaron un telegrama de pésame a los familiares del policía asesinado, cuyo texto era el siguiente: “Deseamos haga llegar nuestro más sentido pésame a familia policía armada, don Félix García Alonso, así como pronto restablecimiento de don Manuel Vázquez Blanco. Juan Carlos y Sofía”.
Poco después de la una de la tarde del sábado 11 de marzo, tenía lugar, en el pueblo de Robledo de Corpes (Guadalajara) el sepelio del policía armada, Félix García Alonso. Al acto asistieron los gobernadores civiles de Madrid y Guadalajara, señores Rosón y Domínguez García de Paredes; el director general de Seguridad, Mariano Nicolás; el inspector general de la Policía Armada, Timón de Lara, y gran número de compañeros del policía muerto.
La pequeña Iglesia del pueblo resultó insuficiente para acoger a los miles de personas que se dieron cita. La Santa Misa por el alma de Félix García Alonso, fue oficiada por el Capellán de la Policía Armada de Madrid, asistido por el párroco de la localidad y otros sacerdotes.
Concluido el funeral, el director general de Seguridad impuso sobre el féretro que contenía los restos mortales del policía asesinado y que se hallaba envuelto en la Bandera Nacional, la medalla de oro al Mérito Policial y el coronel jefe del Tercio de Guadalajara, Fernando Bouso, la cruz con distintivo rojo del Cuerpo de la Guardia Civil.
Terminada la ceremonia, numerosas coronas portadas por Policías Armados, precedieron el cadáver que fue trasladado, a hombros de sus compañeros al cementerio del pueblo que distaba un kilometro de la Iglesia, donde se había celebrado el funeral. A lo largo del recorrido, el padre del policía asesinado, Don Buenaventura García Barrio, de setenta y un años de edad, juez de paz de Robledo de Corpes, marchó solo en silencio, vencido por el amargo dolor y tan sólo en el momento de recibir el féretro de su hijo cristiana sepultura, se derrumbó de forma emocionante, abranzado a sus restantes hijos y familiares. No hubo aplausos ni gritos, tan solo se escucharon canticos religiosos, las estrofas del Himno de la Policía Armada que fue entonado de forma vibrante y con lágrimas en los ojos por sus compañeros y un desgarrador”¿por qué a ti, hijo mío?”, lanzado con voz llorosa por el padre del Policía asesinado.
Tres días después del atentado, el 13 de marzo, los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO) reivindicaban el atentado, mientras que el Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico (FRAP) negaba cualquier participación en el mismo. Una voz masculina, que se identificó como portavoz de los GRAPO, llamó por teléfono en la mañana del 13 de marzo al diario Informaciones y declaró la autoría del hecho, al tiempo que anunció que continuarían sus acciones contra las fuerzas del orden público y que pronto incluirán en sus atentados a Jefes y oficiales del Ejército.
Carlos Fernández Barallobre.
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