El asesinato del Teniente Ricardo Rojo Antolín

En la mañana del 7 de mayo de 1925, en la Prevención de la 1ª Compañía del Distrito de la Barceloneta de Barcelona tuvo lugar un trágico hecho que provocó, como fatal desenlace, la muerte del Teniente Ricardo Rojo Antolín.

El autor material de este homicidio fue un Guardia de la misma Unidad de nombre Juan Bautista Langa Canet a quien el Oficial había corregido disciplinariamente unos días antes, posteriormente fue de nuevo sancionado este Guardia por faltas de corrección observadas en el desarrollo del servicio. 

Tales correctivos habían sido impuestos por el Oficial a petición de personal de la Unidad de destino del Guardia quienes se quejaron reiteradamente de la falta de aseo observada, tanto interior como exteriormente, por el citado Langa.

Esta situación provocó que a las cinco de la mañana del mencionado día 7, el Guardia, hiciese acto de presencia en la Prevención de la Compañía donde se hallaba de servicio el Teniente y dirigiéndose hacia él disparó dos veces sobre el Oficial, alcanzándole una en la región temporal izquierda y otra en la epigástrica, causándole la muerte. 

Consecuencia de este hecho, el Cabo Joaquín Castán Lacambra, que se encontraba solicitando al Teniente el permiso para efectuar el relevo de las cinco, intentó desarmar al Guardia quien también disparó contra él hiriéndole en la región escapular inferior, logrando finalmente desarmarlo otros Guardias de servicio por habérsele encasquillado el arma.

El Teniente era viudo y padre de dos hijos; llevaba cinco años destinado en la ciudad Condal habiendo prestado servicio con anterioridad en las Delegaciones de Atarazanas y Lonja; en el momento de su muerte ejercía el mando de su Compañía, con carácter accidental, por ser el más antiguo de los de su empleo y estar vacante la plaza de Capitán. 

Según declaraciones efectuadas por el Guardia homicida al ser detenido, había planeado vengarse tanto del Teniente Rojo como del Cabo Castán y del Guardia Caballero, todos destinados en la misma Comisaría, a quienes culpaba de todos sus problemas.

Condenado a pena de muerte en el Consejo de Guerra sumarísimo, instruido contra el autor de este crimen, fue ejecutado en el Campo de la Bota en la madrugada del 10 de mayo por un piquete formado por 8 Guardias a las órdenes de un Teniente.