El espacio diario de trabajo de los Policías ha ido evolucionando con el mismo ritmo que lo han hecho los tiempos.
Ya son recuerdos lejanos aquellas Inspecciones de Guardia, con tarima de madera y balconada incluidas, tras la cual el Comisario o el Inspector de turno recogían, serios y circunspectos, las denuncias sobre los hechos más variopintos que tenían lugar en su respectiva demarcación, dejándolas plasmadas en folios timbrados por medio de las viejas máquinas de escribir de negras carcasas que se llenaban de papel calcante o simpático para poder producir las copias necesarias, exigidas en todo atestado policial.
Ya son recuerdos lejanos aquellas Inspecciones de Guardia, con tarima de madera y balconada incluidas, tras la cual el Comisario o el Inspector de turno recogían, serios y circunspectos, las denuncias sobre los hechos más variopintos que tenían lugar en su respectiva demarcación, dejándolas plasmadas en folios timbrados por medio de las viejas máquinas de escribir de negras carcasas que se llenaban de papel calcante o simpático para poder producir las copias necesarias, exigidas en todo atestado policial.
Hoy, modernas instalaciones, funcionales y mucho más próximas al ciudadano, acogen entre sus paredes todo un mundo cibernético plagado de ordenadores y de pantallas de plasma, convirtiendo aquella imagen en un recuerdo en sepia de un tiempo pasado.
Algo parecido ha sucedido con los despachos de los Mandos policiales que, al igual que lo demás, han ido evolucionando parejo con el devenir de los años.
El eje central de esta sala lo constituye el despacho de un Comisario jefe de plantilla, recreando este espacio vital de trabajo de un mando policial.
Sala IV (detalle) |
Igualmente, en una de las paredes de esta Sala se expone un retrato al óleo del Coronel de Infantería Javier Manso Pedrosa que fuera Jefe de la 8ª Circunscripción de la Policía Armada, donado al Museo por su familia. En el retrato, el Coronel, viste con el uniforme de gala de la Policía Armada, correspondiente a los años 70.
Una de las vitrinas de esta Sala sirve para recordar a los Cuerpos policiales hermanos, vinculados igualmente a nuestra ciudad. Prendas de cabeza y emblemática de la Policía Local coruñesa comparten espacio con objetos similares pertenecientes a la Guardia Civil y a la Policía Militar.
La Sala se completa con dos motocicletas de época; una Royal Enfield de 301 CC, utilizada por el Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico durante los años 1950-1959, mientras tuvo asumidas las competencias en materia de control de tráfico heredado, en 1941, del viejo Cuerpo de Vigilantes de Caminos, y una Sanglas 400, empleada también por la Policía Armada durante la década de los 60 y parte de los 70 del pasado siglo.
En una vitrina central, así como en varios paneles dispuestos por la Sala, se recogen diferentes documentos expedidos o de uso en los Cuerpos policiales españoles.
La última vitrina de la Sala expone placas, premios, medallas y recuerdos otorgados a la Jefatura Superior por distintas Instituciones y Entidades coruñesas.
También, entre alguna de las viejas fotografías que adornan las paredes de esta Sala nos encontramos con la que valió al insigne fotógrafo coruñés, Alberto Martí Villardefrancos, el Premio Nacional de Fotografía en los años 60.
Viejo despacho de Comisario:
Esta Sala del Museo conserva el despacho del Comisario de Ferrol. Una mesa con su armario, todo ello en rica madera trabajada, nos devuelve a los años 60 en que se ha ambientado el entorno.
No falta la vieja máquina de escribir ni tampoco los manuales legales, compañeros asiduos de la profesión policial.
El espacio se completa con una curiosa iconografía del Angel de la Guarda como patrón del entonces Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico, así como un repostero de grandes dimensiones cuyo tema central es el Escudo Nacional en vigor hasta 1982, flanqueado por las águilas de San Juan propias del emblema del citado Cuerpo de la Policía Armada, así como por los de las Armas de Infantería y Caballería de donde procedían, mayoritariamente, los Jefes y Oficiales destinados en el Cuerpo.
Sala IV (vista parcial) |
La Royal Enfield:
Con el advenimiento, en 1931, de la II República se organiza el denominado Cuerpo de Vigilantes de Caminos dependiente del Ministerio de Obras Públicas, con la misión de convertirse en Policía de Carreteras. A este Cuerpo de nuevo cuño se le dota de moderno material móvil entre el que destaca las motocicletas de origen inglés de la marca “Royal Enfield”.
Este mismo tipo de material fue utilizado también por el Cuerpo de Seguridad y Asalto y heredado, en 1941, por el naciente Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico quien se dota de nuevos modelos al tener asumidas las funciones del disuelto Cuerpo de Vigilantes de Caminos hasta el año 1959 en que se las cede a la Guardia Civil.
Esta Sala del Museo acoge un ejemplar de esta motocicleta, de un modelo correspondiente a los años 1950-1959, en perfecto estado de conservación y uso; junto a ella, una Sanglas 400 de larga tradición en la Policía Armada.
Los documentos:Una constante que se observa en varias Salas del Museo es el aprovechamiento de espacios libres para ubicar paneles que contienen diferentes documentos de notable interés y valor policial.
Minutas, oficios, actas de inspecciones oculares, expedientes, viejas nominillas de funcionarios policiales e incluso el nombramiento del primer Jefe Superior de Policía de Galicia a quien, con fecha de junio de 1959, se le asigna un sueldo de poco más de 35.000 pts., al año, componen este curioso paseo por la interna literatura policial desde los primeros años del pasado siglo.
Su atenta y pormenorizada lectura permitirá adentrarse en esa “jerga” tan característica de la Policía donde se combinan expresiones de clara inspiración jurídica con otras de acuñación corporativa, muchos de los cuales han llegado, con plena vigencia, hasta nuestros días.
Con el advenimiento, en 1931, de la II República se organiza el denominado Cuerpo de Vigilantes de Caminos dependiente del Ministerio de Obras Públicas, con la misión de convertirse en Policía de Carreteras. A este Cuerpo de nuevo cuño se le dota de moderno material móvil entre el que destaca las motocicletas de origen inglés de la marca “Royal Enfield”.
Este mismo tipo de material fue utilizado también por el Cuerpo de Seguridad y Asalto y heredado, en 1941, por el naciente Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico quien se dota de nuevos modelos al tener asumidas las funciones del disuelto Cuerpo de Vigilantes de Caminos hasta el año 1959 en que se las cede a la Guardia Civil.
Esta Sala del Museo acoge un ejemplar de esta motocicleta, de un modelo correspondiente a los años 1950-1959, en perfecto estado de conservación y uso; junto a ella, una Sanglas 400 de larga tradición en la Policía Armada.
Los documentos:Una constante que se observa en varias Salas del Museo es el aprovechamiento de espacios libres para ubicar paneles que contienen diferentes documentos de notable interés y valor policial.
Minutas, oficios, actas de inspecciones oculares, expedientes, viejas nominillas de funcionarios policiales e incluso el nombramiento del primer Jefe Superior de Policía de Galicia a quien, con fecha de junio de 1959, se le asigna un sueldo de poco más de 35.000 pts., al año, componen este curioso paseo por la interna literatura policial desde los primeros años del pasado siglo.
Su atenta y pormenorizada lectura permitirá adentrarse en esa “jerga” tan característica de la Policía donde se combinan expresiones de clara inspiración jurídica con otras de acuñación corporativa, muchos de los cuales han llegado, con plena vigencia, hasta nuestros días.
José Eugenio Fernández Barallobre
(Catálogo del Museo Policial)
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